La retina es la capa más interna del ojo y es un tejido sensible a luz que está adherido a la pared del ojo. Los rayos de luz se enfocan en la retina a través de la córnea, pupila y cristalino. De ahí, la retina convierte dichos rayos luminosos en impulsos que viajan a través del nervio óptico hacia nuestro cerebro, donde son interpretados como las imágenes que vemos. Una retina sana e intacta es clave para una visión adecuada.
Nuestros ojos están rellenos de un gel transparente llamado vítreo que está adherido a la retina. Algunas veces ese vítreo forma pequeños grumos o aglomeración de céulas los cuales vemos como “moscas volantes” al observar las sombras que producen sobre la retina. Es más común verlos cuando vemos un fondo claro, ambientes muy iluminados o el cielo despejado.
Sin embargo, a medida que envejecemos o secundario también a trauma o miopía, este vítreo se puede encoger y desprender de la retina. Cuando esto pasa, la retina al ser traccionada responde con estímulos luminosos que vemos como “flashes”, “rayos de luz” o “estrellitas”.
Generalmente, al desprenderse el vítreo de la retina no causa mayor problema. Pero en ocasiones este vítreo tracciona lo suficientemente fuerte como para causar un desgarro de la retina en uno o más lugares. El líquido que se produce normalmente en el ojo puede pasar a través de ese desgarro, despegando la retina de la pared del ojo, similar a un papel tapiz despegándose de una pared. Cuando la retina se despega de la pared del ojo se conoce como desprendimiento de retina.
La retina no funciona cuando está desprendida y la visión se vuelve borrosa, o bien el paciente lo nota como una mancha que va creciendo y tapa el campo visual. El desprendimiento de retina es un problema muy serio que casi siempre causa ceguera a menos que sea reparado por medio de cirugía.
Después de una cirugía exitosa, la visión puede tardar varios meses en mejorarse y, en algunos casos, puede que nunca se recupere totalmente. Desafortunadamente, algunos pacientes, a pesar del éxito quirúrgico, no recuperan la visión. Mientras más severo sea el desprendimiento, o más se tarde en repararse, menos visión puede regresar. Por esta razón, es muy importante ver al oftalmólogo regularmente o a la primera señal de problemas visuales.
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